La rica historia deportiva de Rosario está marcada por instituciones que han dejado huella en la comunidad, y entre ellas brilla con fuerza el Club Uría. Fundado en 1930 en la emblemática calle Alem, específicamente en el número 1272, este club se convirtió en un epicentro de pasión deportiva y unión comunitaria que aún resuena en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de ser parte de él.

La génesis del Club Uría fue un ejemplo de cómo la visión y la participación activa de personas influyentes pueden dar vida a un espacio que trasciende lo deportivo. En su fundación, destacan las figuras de Don José Uría y Doña Elvira Uría de Gómez. Estos nombres no solo representaban a los dueños del Café y Bar Uría, ubicado en la esquina de 9 de Julio y Alem, sino también el espíritu emprendedor y la dedicación a la comunidad. Fue su entusiasmo lo que dio origen a un lugar que se convertiría en mucho más que un club deportivo.

El Club Uría no solo ofrecía un espacio para la práctica del deporte, sino que también se erigía como un punto de encuentro, un hogar para las amistades que se forjaban y las memorias que se tejían.

Sin embargo, como en toda historia, hay capítulos que marcan momentos de cambio y transformación. En enero de 1971, la propietaria del terreno en el que el club había cobijado sueños y pasiones, tomó la decisión de venderlo a una empresa constructora. En un lapso breve, el edificio que había sido testigo de tantos momentos significativos fue demolido, dejando atrás recuerdos imborrables y un legado perdurable.

A pesar de la despedida física, el Club Uría sigue vivo en la memoria colectiva de Rosario, los títulos conquistados por sus equipos permanacen intactos en la historia. El club se alzó con el campeonato de básquet de la Rosarina en los años 1939 y 1940, un logro que añade aún más valor a su legado.

La historia del Club Uría es un recordatorio de que los edificios pueden desaparecer, pero la esencia de una institución y su influencia en la comunidad perduran.

Este jueves en el lugar donde estuvo emplazado el club , se avivó su llama recordando con una placa recordatoria de lo que fue un símbolo de unidad, pasión y comunidad en la ciudad de Rosario.